De vez en cuando, revisando algunos papeles o archivos, tratando de
hacer limpieza, me encuentro con cosas de hace ya un tiempo cuya
existencia no recordaba. En algunos casos la limpieza funciona y decido
tirar cosas que realmente resultan inútiles; en otros, más de lo que yo
creería en otras circunstancias, termino por hallarme en un viaje de
tiempo y con los ojos y la boca bien abiertos. Debo reconocer, de todos
modos, que me resulta interesante mi capacidad por fascinarme,
maravillarme, sorprenderme con cosas que muchas personas pasarían por
alto.
Algunos podrían decir, con razón, que por momentos
me paso de hinchapelotas con los detalles. Me pregunto qué dirían si
supieran todas las cosas que callo. Y sin embargo, más allá de uno que
otro dolor de cabeza que dicha capacidad pueda generarme, a lo mejor por
enroscarme mucho (conmigo mismo más que nada), es una cualidad que
disfruto. Me ayuda, en general, a no aburrirme en casi ningún momento.
Digo
''en general'' porque por supuesto que llego a aburrirme. Incluso puedo
llegar a sentirme aburrido con mi vida al sentir un vacío generado por
añoranza, algún que otro día. Dejando eso de lado, hasta esos momentos
me resultan fascinantes, porque me permiten intentar hacer una
''limpieza'' personal, mirar atrás y quizás hasta evaluar progresos en
ciertos aspectos.
Puede ser cierto que hace dos años, por
decir algo, era más feliz. Creo que estaba más conforme o me sentía más
realizado con mi forma de ser. Se podría decir que tuve la dicha de
pasar algunos meses siendo exactamente la persona que siempre quise ser.
Suena loco, ¿verdad? Especialmente porque, si uno alcanza esa meta, no
imaginaría que le gustaría cambiar. Pues claro que no me gustan algunas
cosas que han pasado en estos dos años. Varias, incluso. Vale destacar
que yo no busqué cambiar. Ciertas situaciones se escapan de nuestras
manos, lo que no es nueva información para nadie. De todas formas es
bueno reconocerlo. Como sea, así y todo, extrañando un poco ese hermoso
sabor de felicidad casi plena, soy muy consciente de que así como es muy
probable que me haya cerrado en algunos aspectos, también he crecido
mucho en otros.
Y recién ahora, después de cuatro párrafos
que ni siquiera estoy seguro de haber diferenciado correctamente, llego
a la idea que me ronda desde hace algunas semanas. No es una idea
propia, claro está. Eso es lo lindo de tener personas admirables
acompañando en el camino. Sin darse cuenta y hasta olvidándose, te
pueden tirar la justa. Incluso me resulta sumamente interesante que más
de una persona me haya tirado la misma idea, por separado. Oscuridad
interior.
¿Qué quiero decir? No hablo de maldad ni cerca.
Es eso, oscuridad; cosas que no dejan ver la realidad tal cual es. En
esta ocasión me atrae la idea de la oscuridad que no deja verse a uno
mismo tal cual es. Entonces entra el juego de palabras que encabeza
estas líneas. Asombrarse uno mismo. A-sombrarse. Es decir, dejar de lado
esa oscuridad para poder apreciar la belleza que cada uno encierra. Sin
ninguna intención de parecer narcisista, tengo la dicha de descubrir
esto, como no podía ser de otra forma, a través de otras personas, que
me demuestran que poseo potencialidades que yo desconocía.
Lo
sé, lo sé. No es nada nuevo. Seguramente ya lo dije más de una vez.
Pero no puedo dejar de sorprenderme por lo hermoso de esto. Es decir,
año tras año, cuando ya no creo posible dar más, alguien me lo pide
porque cree en mi. ¿Qué opción tengo, si no intentarlo? Y así como así,
me enseñan a creer y dejar mis sombras de lado. Me quieren y me dicen
que yo puedo quererme un poco más. ¿Qué puedo decir? Si alguien me
hubiese dicho hace siete años que hoy estaría en el lugar que estoy,
comprometido con las tareas que me proponen y con gusto asumo, no lo
hubiese pensado posible. Y sin embargo, estoy aquí.
Miedos,
preocupaciones, vergüenza, inquietudes, resentimiento, dudas, dolor,
tristeza, egoísmo, soberbia, conformismo, comodidad, etc. Sean cuales
sean las sombras que tengas encima, a partir de ahora (y no porque yo lo
diga, sino porque me lo han demostrado), creé en vos. Podés
a-sombrarte, sacarte de encima esas sombras y, con una sonrisa,
asombrarte con la luz que tenés para dar. Es mucha más de la que podés
imaginar.