lunes, 11 de junio de 2012

A-sombrarse

De vez en cuando, revisando algunos papeles o archivos, tratando de hacer limpieza, me encuentro con cosas de hace ya un tiempo cuya existencia no recordaba. En algunos casos la limpieza funciona y decido tirar cosas que realmente resultan inútiles; en otros, más de lo que yo creería en otras circunstancias, termino por hallarme en un viaje de tiempo y con los ojos y la boca bien abiertos. Debo reconocer, de todos modos, que me resulta interesante mi capacidad por fascinarme, maravillarme, sorprenderme con cosas que muchas personas pasarían por alto.

Algunos podrían decir, con razón, que por momentos me paso de hinchapelotas con los detalles. Me pregunto qué dirían si supieran todas las cosas que callo. Y sin embargo, más allá de uno que otro dolor de cabeza que dicha capacidad pueda generarme, a lo mejor por enroscarme mucho (conmigo mismo más que nada), es una cualidad que disfruto. Me ayuda, en general, a no aburrirme en casi ningún momento.

Digo ''en general'' porque por supuesto que llego a aburrirme. Incluso puedo llegar a sentirme aburrido con mi vida al sentir un vacío generado por añoranza, algún que otro día. Dejando eso de lado, hasta esos momentos me resultan fascinantes, porque me permiten intentar hacer una ''limpieza'' personal, mirar atrás y quizás hasta evaluar progresos en ciertos aspectos.

Puede ser cierto que hace dos años, por decir algo, era más feliz. Creo que estaba más conforme o me sentía más realizado con mi forma de ser. Se podría decir que tuve la dicha de pasar algunos meses siendo exactamente la persona que siempre quise ser. Suena loco, ¿verdad? Especialmente porque, si uno alcanza esa meta, no imaginaría que le gustaría cambiar. Pues claro que no me gustan algunas cosas que han pasado en estos dos años. Varias, incluso. Vale destacar que yo no busqué cambiar. Ciertas situaciones se escapan de nuestras manos, lo que no es nueva información para nadie. De todas formas es bueno reconocerlo. Como sea, así y todo, extrañando un poco ese hermoso sabor de felicidad casi plena, soy muy consciente de que así como es muy probable que me haya cerrado en algunos aspectos, también he crecido mucho en otros.

Y recién ahora, después de cuatro párrafos que ni siquiera estoy seguro de haber diferenciado correctamente, llego a la idea que me ronda desde hace algunas semanas. No es una idea propia, claro está. Eso es lo lindo de tener personas admirables acompañando en el camino. Sin darse cuenta y hasta olvidándose, te pueden tirar la justa. Incluso me resulta sumamente interesante que más de una persona me haya tirado la misma idea, por separado. Oscuridad interior.

¿Qué quiero decir? No hablo de maldad ni cerca. Es eso, oscuridad; cosas que no dejan ver la realidad tal cual es. En esta ocasión me atrae la idea de la oscuridad que no deja verse a uno mismo tal cual es. Entonces entra el juego de palabras que encabeza estas líneas. Asombrarse uno mismo. A-sombrarse. Es decir, dejar de lado esa oscuridad para poder apreciar la belleza que cada uno encierra. Sin ninguna intención de parecer narcisista, tengo la dicha de descubrir esto, como no podía ser de otra forma, a través de otras personas, que me demuestran que poseo potencialidades que yo desconocía.

Lo sé, lo sé. No es nada nuevo. Seguramente ya lo dije más de una vez. Pero no puedo dejar de sorprenderme por lo hermoso de esto. Es decir, año tras año, cuando ya no creo posible dar más, alguien me lo pide porque cree en mi. ¿Qué opción tengo, si no intentarlo? Y así como así, me enseñan a creer y dejar mis sombras de lado. Me quieren y me dicen que yo puedo quererme un poco más. ¿Qué puedo decir? Si alguien me hubiese dicho hace siete años que hoy estaría en el lugar que estoy, comprometido con las tareas que me proponen y con gusto asumo, no lo hubiese pensado posible. Y sin embargo, estoy aquí.

Miedos, preocupaciones, vergüenza, inquietudes, resentimiento, dudas, dolor, tristeza, egoísmo, soberbia, conformismo, comodidad, etc. Sean cuales sean las sombras que tengas encima, a partir de ahora (y no porque yo lo diga, sino porque me lo han demostrado), creé en vos. Podés a-sombrarte, sacarte de encima esas sombras y, con una sonrisa, asombrarte con la luz que tenés para dar. Es mucha más de la que podés imaginar.