En aquel tiempo
cuando se notaba la nueva existencia de los Tiyus (espíritus que protegían el
cielo), los habitantes les ofrecían ofrendas para poder subir al cielo, llegado fuera el momento de cada uno. Pero entre ellos surgían diferencias y celos, ya
que existían peleas debido a la cantidad de ofrendas que recibía cada uno. Eso
en general dependía del lugar en el que habitaba cada uno y el tiempo que
estaba.
Todo se desató
cuando una mañana uno de los Tiyus más agresivos del grupo comenzó a agredir a
otro. Esto ocasionó una fuerte pelea en cielo, provocando un cielo oscuro con
gemidos. Así, duro la pelea varias horas mientras los habitantes de la tierra
comenzaron a buscar lugares donde esconderse y protegerse, ya que intuían un
final desastroso.
Mientras los Tiyus
pelean durante horas, otros intentaban detenerlos. Pero era tan difícil
combatir su fuerza en ese momento, que muchos se retiraron y solo esperaban que
terminara esa pelea. Entre las agresiones con nubes y vientos, que ocasionaban
para derribarse el uno al otro, uno de ellos decidió arrojarle una estrella filosa
que tenía cerca. Esa estrella ocasionó la herida del Tiyu. Mientras el otro Tiyu
festejaba su victoria, otros se lamentaban e intentaban curar su herida con
pequeño trozos de nubes. Al curar las heridas, escurrían sus trapos de nubes
hacia abajo. Dejando caer toda la sangre derramada de Tiyu.
Toda esa sangre caía
de forma inmediata a la tierra, quedando mucha cantidad retenida en ciertos árboles, dando como fruto las manzanas. Esas manzanas
significaban la vida derrotada del Tiyu.