Cuando todavía las colonias existían, fue
cuando a esta isla llegó un líder inglés: el audaz Eliseu, que venía a
conquistar las tierras de Terrapan. Hizo desastres por todas las casas
que pasaba para llegar al templo del Rey, donde habló con
Nerosis. Eliseu le dijo que no opusiera resistencia a su mandato. El rey
enfurecido por el caos que había hecho se negó a entregar sus tierras.
Al ver que no entregaría sus tierras tan fácilmente, decidió tomar
la decisión de ir a la guerra contra la isla, entonces se retiró del
palacio, llamó a sus tropas y se marchó, no por mucho tiempo. El Rey
Nerosis sabía que iba a volver, entonces mandó a que las tropas se
prepararan para una gran guerra.
Cuando Eliseu llegó con
sus tropas inglesas, se toparon con una resistencia inmensa.
Estos subestimaban a los habitantes de la isla, pero los isleños estaban
bien preparados. La guerra duró no más de una semana. Cuando el ejército
inglés logró eliminar a una mayor parte de la población, el Rey salió de
su templo y decidió empezar a luchar.
Nerosis lograría vencer a lo que quedaba del ejército inglés, pero faltaba el último: el gran Eliseu. El primero en atacar fue el Rey Nerosis, ya que estaba muy enfadado por la muerte de su población. Mientras luchaban, toda la isla empezaba a temblar. Los árboles se caían, millones de cosechas se destruyeron por las inmensas tormentas que parecían nunca parar. El mar se estremesía, hundió todos los barcos enemigos y fue cuando ahí despertó el dios del mar Neptuno, quien vio el caos que habían hecho estos dos bárbaros.
Nerosis lograría vencer a lo que quedaba del ejército inglés, pero faltaba el último: el gran Eliseu. El primero en atacar fue el Rey Nerosis, ya que estaba muy enfadado por la muerte de su población. Mientras luchaban, toda la isla empezaba a temblar. Los árboles se caían, millones de cosechas se destruyeron por las inmensas tormentas que parecían nunca parar. El mar se estremesía, hundió todos los barcos enemigos y fue cuando ahí despertó el dios del mar Neptuno, quien vio el caos que habían hecho estos dos bárbaros.
El dios decidió hablar con ellos para que terminaran
con esa locura. Los dos guerreros no se molestaron en escucharlo y el dios
se enfado aún más. Fue ahí cuando este dios decidió enviar una gran ola
que calmara esta situación, para que la ciudad que era antes de que
llegaran las tropas inglesas volvieran a ser las mismas.
La gran ola terminó llevándose todo hasta los dos guerreros, pero,
de algún modo, El Rey Nerosis quedó con vida. En el cielo volvió a salir
el sol, las aguas turbias se calmaron, y gracias al sol las cosechas y árboles volvieron a crecer. El poco poblado que le quedó al Rey
habló con el dios, pidiendo perdón por no haberlo escuchado
cuando debían y que no volvería a pasar. Así, las tierras de Terrapan
volvieron a la paz y normalidad con la que contaban un par de años atrás.
Otros historiadores cuentan que el Rey Nerosis no sobrevivió a la
gran ola y un campesino llamado Alfred tomó el trono y pidió perdón a
Neptuno. Al rey Nerosis se le hizo una estatua por haber defendido su
pueblo y luchar hasta el final.