martes, 5 de junio de 2012

La máxima rosa de la victoria. Por Melanie Mandagarán (versión)


Dicen que en las afueras de París, a pocos metros de Versalles, hace cientos de años, vivían dos pequeñas familias de altos títulos nobiliarios, con fortunas incalculables: una llamada Wilfe y la otra Widenton. Por una razón que se desconoce estaban enemistadas, pero los únicos hijos de ambas familias estaban completamente enamorados.
Leónidas Wilfe y Máxima Rose Victoria Widenton, sin que sus familias lo supieran tenían un romance de unos dos años. Ambos tenían quince años cuando se conocieron en la Boda Real de María Antonietta de Austria y Luis XVI, a la cual ambos asistieron: Leónidas como representante de la dinastía Wilfe y Rose como integrante del linaje Widenton y además como Duquesa de Kent, ya que en ese momento se encontraba casada desde hacía unas semanas, con el Duque de Kent. Este no había podido concurrir por su grave estado de salud, a causa de la peste negra, causa que lo llevó a la muerte dos semanas después. El flechazo entre Rose y Leónidas fue en el acto, ella lo conquisto con sus rizos dorados como el sol y sus dos ojos que parecían dos zafiros, tan azules y tan serenos, como el mismo Océano Pacifico. Pero Leónidas perdió las esperanzas al enterarse que estaba casada, aunque la volvió a recuperar cuando se entero de la muerte del Duque.
Meses después se volvieron a encontrar en una fiesta de disfraces en el Palacio de Versalles, en la que ambos bailaron toda la noche con una máscara puesta. Días más tarde, Leónidas viajó a Londres y le escribió una carta a Rose, quien también estaba en la capital inglesa, arreglando los negocios que el Duque de Kent le había dejado en la ciudad. En dicha carta expresaba lo dichoso que el sería si ella aceptaba su invitación a concurrir a una cena, ella accedió cordialmente. A las pocas semanas con Rose en la ciudad inglesa y Leónidas en París, se empezaron a enviar cartas con más frecuencia. Hasta que por fin el 22 de Mayo, Leónidas le declaró su amor en un campo no muy alejado de Versalles donde se encuentra una montaña y donde el suelo no es productivo por la falta de agua en el lugar. Rose de inmediato dijo que ella tenía el mismo sentimiento.
Pero la dicha les duró poco, porque ni bien llegaron al palacio para confesarle su pronto romance, la prima de Leónidas, Caroline, les contó la historia de odio que poseían las dos familias. A pesar de esto, la joven pareja decidió seguir con sus planes.
El tiempo pasó y no fue fácil tratar de ocultar el romance. Cinco años después, las familias de ambos jóvenes se enteraron, por lo que esta pareja de enamorados decidió escaparse al Imperio Ruso, en cual Rose tenía un pequeño castillo que lo había heredado de su anterior marido, que en el país ya dicho era Conde de Orov ya que pertenecía por sangre a la dinastía Romanov. Pero este intento de fuga fue nulo, ya que antes de salir de Versalles, el carruaje cayó de una montaña, la misma en la que Leónidas le había confesado todo su amor, este último murió en el acto y una de sus últimas palabras fueron “Nunca me olvides mi amor, Te amo”, y mientras agonizaba mencionaba el nombre de su amada, “Rose, Rose, Rose”. Rose de la tristeza lloró tres días y tres noches, a la tercer noche dicen que Rose murió, pero en el lugar donde la joven duquesa había muerto aparecieron las rosas más bellas que he visto en mi vida, y en el lugar donde Leónidas murió, surgió de la tierra los robles más fuertes y duros que he podido conocer. El camino en el que la carreta derrapó, hoy es la cascada más alta y por ella pasan kilómetros y kilómetros de agua, siendo hoy la más importante de toda Francia. Dicen que esa tierra ya nunca más sufrió la falta de agua ni la falta de producción en ese sitio.
Dicen que el Valle de la Victoria representa eso, el triunfo del amor sobre el odio, a pesar de que estos enamorados no pudieron cumplir su sueño de casarse y de tener hijos, cada vez que uno pasa por el valle recuerda a Rose y a Leónidas, y se recuerda cómo nuestros antepasados le regalaban una rosa cortada del valle a su amada en señal de amor eterno.