Varias lunas
antes de la llegada de los españoles a América, el Imperio Maya era
una sociedad bien cuidada y rica en tierras. Se podría decir que era
muy humilde. Por otra región, se encontraban los incas, un pueblo de
tierras pobres. Pero que ante el ataque de alguna otra sociedad
tenían con qué defenderse.
El rey
de los incas, cansado y envidioso de los mayas, decide mandar a sus
hombres a atacarlos, para apoderarse de sus tierras. Estaba muy
confiado de que iban a ganar la batalla, ya que iban a ser guiados
por Akbal, el más valiente y fuerte de sus guerreros. Akbal aceptó
guiarlos, con la condición que cuidara a Itzayana, una inca bella
como el sol radiante de sus mañanas, también muy buscada por los
jóvenes incas. Pero, Akbal ya había conquistado su corazón. Los
dos incas pasaban las tardes juntos. Itzayana dibujaba el retrato de
su amado, mientras que Akbal apreciaba su belleza.
El día
que Itzayana se enteró de la batalla, fue a suplicarle a Akbal que
no luche, porque no lo quería ver herido. Pero él, no quería dejar
a sus hombres sin un guía. Sentía el deber de luchar por su
sociedad. Le juró volver sano y salvo, con la gran noticia que
quería escuchar el rey.
Fue
una despedida horrible. Itzayana despertó a la mañana con la
noticia de que los guerreros habían tenido que salir temprano, para
llegar a tiempo.
Los
incas pelearon durante cuatro lunas con los mayas, fue una dura
batalla, muchos estaban heridos.
Itzayana,
para desahogarse comenzó a dibujar hojas y hojas, hasta su
cansancio. Un día se le ocurrió dibujar algo que representara el
amor que sentía por Akbal. Entonces comenzó dibujando un arco al
que pintó de siete colores diferentes. El rojo, representó la
pasión que había entre ellos; el anaranjado, la alegría que ella
sentía al verlo; el amarillo, la belleza de Akbal; el verde, la
esperanza de que él volvería sano; el azul, la tranquilidad que
debía tener; el índigo, los sueños que tenía con él para su
futuro; y el violeta, representaba la paz de su corazón. Este arco
de colores fue adorado por su belleza.
Mientras
tanto, en la batalla, Akbal sufrió graves heridas que no le
permitían continuar luchando. Ya casi estaba perdiendo su vida.
Muchos de sus hombres ya habían fallecido, es por esta razón que
perdieron la batalla y debieron dar la vuelta. Ya se sentían
agotados de luchar. Ya casi llegando a la comunidad, que los esperaba
muy ansiosamente para escuchar la noticia que le traían, Akbal se
descompensó y comenzó a quedarse sin oxígeno. Los guerreros
empezaron a caminar de una manera más ligera, para poder curar a su
guía.
Al llegar, los hombres le comentaron a los incas
lo que había sucedido, que muchos de sus guerreros habían fallecido
y que a Akbal le quedaba poco tiempo de vida. Itzayana lo primero que
hizo al enterarse de lo que le había sucedido a Akbal, fue llevarlo
hasta el lugar en donde ella dibujó ese arco de colores, aquel que
representaba su amor. Fue en ese momento cuando Akbal tuvo su último
aliento. Itzayana sabía que sin él no podría vivir, que su vida no
tendría sentido si él no estaba a su lado. Entonces, la joven inca,
llorando y deprimida por la muerte de su amado, agarró un cuchillo
que Akbal tenía colgado a su cintura (aquel que utilizó par
luchar), lo apoyó en su pecho izquierdo y dijo:
- Nada ni nadie me separará de ti. Si tú vives, yo vivo; pero si tú mueres, yo muero contigo. Hasta pronto.
- Nada ni nadie me separará de ti. Si tú vives, yo vivo; pero si tú mueres, yo muero contigo. Hasta pronto.
Luego
de decirle a su amado lo que pensaba, clavó el cuchillo en su
corazón y cayó sobre Akbal, muerta.
Desde
ese día, luego de una larga lluvia, cuando sale el sol, un bello
arco de colores se dibuja sobre el cielo. La lluvia, representa el
llanto de Itzayana por la muerte de Akbal; el sol, la sonrisa que
tenía en su rostro al saber que se volvería a encontrar con él; y
el arco de colores ó “arco iris” (llamado así por ser un “arco
de mucha belleza”) representa el amor entre Itzayana y Akbal.