lunes, 7 de mayo de 2012

Vamos por más

Perdí el hilo. En estos dos años y algo tuve momentos en los que pasé varias semanas con falta de inspiración, podría decirse, pero en estos últimos meses me está costando muchísimo darle forma a mis ideas. Se me llegó a cruzar por la cabeza que quizás ya no me queda tanto por decir. Sin embargo, vengo pasando cosas bastante intensas. A lo mejor simplemente no quiero pensar. Como sea, y antes que se den cuenta al seguir leyendo, perdí el hilo.

¿Qué quiero decir? Que sigo en rumbo, pero ya no estoy tan seguro de hacia dónde estoy yendo. Lo cierto es que algunas cosas empiezan a aterrarme. Aunque ''aterrarme'' suene raro, loco, viniendo de mí, hoy me sale decirlo así. Podría darle vueltas para hacerlo más entretenido, o más misterioso, pero voy a decir directamente lo que siento.

Me preocupa recibirme (y eso que faltan cuanto menos tres años) y no conseguir trabajo en mi amada ciudad. ¿Por qué? Si bien viajar y conocer diferentes lugares del mundo debe estar copado, no sé cómo imaginar mi vida sin esas cosas y (en especial) esas personas que me han hecho quién soy. Algunas fotos me recordaron quién era hace algunos años, y comparándome con quien soy hoy en día me doy cuenta que soy el mismo, pero de alguna forma fueron surgiendo ciertas capacidades o potencialidades de las que jamás hubiese pensado que era capaz. ¿Cómo es que alguien pudo ver eso en mí? Como dije hace poco, no entiendo nada.

Me preocupa también el cansancio que tengo encima. A pesar de que he estado peor, creo, tengo que reconocer que el estar más centrado y convencido de hacia dónde me dirigía justificaba un poco más el esfuerzo. Al no tener un hilo del que sostenerme y tirar, me siento más pesado. Por supuesto esto no significa que deje de pelearla, ni mucho menos. Sólo creo que de vez en cuando es necesario reconocer el cansancio. Por más que intentemos mostrarnos fuertes para los demás, en ocasiones simplemente hay que dejarse amar.

Entonces surge otra preocupación. Cada vez admiro más la capacidad de amar que tienen ciertas personas, y me pregunto si merezco que muestren interés por mi, al mismo tiempo que trato de entender por qué todavía yo mismo no puedo explotar esa cualidad al máximo. Si bien tengo la confianza en que cada cosa se da a su tiempo, vuelvo a preguntarme si no estaré perdiendo el tiempo. De momentos pienso que, teniendo en cuenta todo lo que puse de mi parte, ya no depende de mí. Cada tanto, pienso que puede que sí.

Por último, me preocupa no saber acompañar. No sé qué decir, no sé qué hacer, no sé qué plantear, no sé cómo estar. Perdí el hilo. Y sin embargo, de alguna forma, esta extraña sensación de no saber, me ayuda a aprender muchísimo sobre mí mismo. Perder el hilo me hizo darme cuenta de muchas cosas que tengo que trabajar, que resolver. Esto no significa que vaya a aflojar. Estoy buscando respuestas. De momento, sigo para adelante y haré camino al andar. Estoy triste, pero soy feliz.

Puede que estas últimas líneas parezcan contradictorias o sin sentido, y es que perdí el hilo, pero a lo mejor simplemente lo estoy soltando un poco para, cuando lo encuentre de nuevo, aferrarme con más fuerza.

Hoy el mismo día llora; hay viento, llueve y truena. Hoy, sobre todo, muchas personas me enseñan cómo sonreír y seguir. Hoy me enseñan a aceptar lo que cuesta entender, y a abrazar la paz. La semana pasada cumplí un sueño. Vamos por más.