martes, 29 de mayo de 2012

Aluxes y sus llamas. Por Martina Moyano (versión)


Se encontraba solo, cerca de la montaña, hasta que escuchó los pasos de una persona, miró... pero nada pasaba.
Se llamaba Aluxes y era un joven carpintero, y un buen negociante: construía sus casas, vivía un tiempo allí y luego las vendía.
Hacía unos cuantos años, había muerto su amada, y nunca supieron la causa de su muerte. Desde ese día Aluxes cambió totalmente. Algunos dicen, que nunca se recuperó de aquel día.
Tiempo después, recibió una visita...
- Señor! Vengo por la casa, ando buscando donde alojarme y me han dicho que usted es un buen negociante para estos casos...
- Lamento desilusionarlo, pero esta casa es muy valiosa para mí y no la voy a vender - respondió Aluxes.
(Mucha gente del pueblo comentaba que no la iba a vender, ya que allí conservaba todos los recuerdos de su amada).
Fue así como cada vez iba agrandando y remodelando su hogar. Él creía mucho en los dioses, cada tarde libre que tenía, oraba por él y por su amada que ya no estaba, le invocaba a los dioses tener una buena vida y que pueda ir cumpliendo todas sus promesas.
Al atardecer, del siguiente día, se le acerca una mujer:
-Yo soy una vecina, vivo a diez metros aproximadamente, y venía a hablar con ustedes y que si tiene alguna necesidad no dude en decirme. No lo conozco mucho, pero lo noto muy solitario y muy triste.
-No necesito nada de nadie, estoy bien así, déjeme solo... - respondió Aluxes.
La vecina lo miró desilusionada y se dirigió al centro del pueblo. Pero luego de unos minutos, Aluxes empezó a orar, por sus actitudes y no encontraba razón alguna de porqué había tratado de esa manera a esa pobre mujer. Al orar, le pedía a su mujer, que no lo dejara solo, que lo ayudara para poder seguir sobreviviendo, que le hiciera llegar una señal de que ella lo escuchaba. Aluxes muy raro, invocada:
''A todos los dioses que me escuchan, mi amada mujer, les suplico, que no me abandonen, que tenga dignidad y trabajo para seguir viviendo, que la felicidad venga hacia mi hogar, y tenga pan y agua para poder sobrevivir...''
Fue así como Aluxes recordaba a su amada mujer todas sus noches.
Tiempo después... al no tener trabajo, no tenía comida para alimentarse, entonces plantaba hierbas y las cosechaba para poder después alimentarse.
El invierno pasaba, y cada vez era más fríos los días, entonces Aluxez, inteligente y audaz, implementó una nueva estrategia para poder sobrevivir a esos días tan fríos. Recolectó ramas, caídas de los árboles, recogió una piedra y empezó a refregar junto con sus manos, hasta que una llama color naranja y rojo empezó a agrandarse cada vez más. Aluxes notó, que eso le serviría para poder sobrevivir unos cuantos días... Así, dentro de su propia casa, construida por él, empezó a hacer fuego, era algo novedoso tanto para él, como para los vecinos, que lo veían iluminado y contento.
Al notar que sus estrategias para vivir funcionaban, comenzó a agrandar cada vez más su hogar y a implementar diversas estrategias, todo lo hacía como se lo había prometido a su mujer, y por su propia satisfacción.
Años después, Aluxes envejeció y enfermó a causa del frío y de su mala alimentación, cada vez era más difícil vivir. Al día siguiente, al atardecer, Aluxes hizo fuego en su propio hogar, triste por la falta de su amada y sólo, murió lentamente...
Luego, una de sus vecinas lo encontró, muerto y sólo y veía como las llamas se apoderaban de su casa y de todo lo que Alexus había construido con gran esfuerzo. El pueblo se sorprendió al ver esas llamas, pero no entendían qué era, hasta que se dieron cuenta, que era el famoso fuego que el propio Alexus implementaba para poder sobrevivir al frío.  A partir de entonces, comenzaron a reconstruir el propio hogar, al que lo llamaron ''El templo del hombre de las llamas''. Se convirtió en un lugar característico del pueblo y de todo turista que se acercaba. Así, muchos prendían en ese mismo lugar una fogata en honor a Aluxes.