Cuentan
que cierta
vez
en
el
Olimpo,
Isadora,
tierna
y
cuidadosa,
junto
a
su
esposo
Sión,
el
guardian
de
la
llave
del
Olimpo,
tuvieron
una
hija,
Azul,
la
más
hermosa
de
todo
el
mundo
de
los
humanos.
Mientras
esta crecía,
no
tenía
idea
de
que
sus
padres
eran
dioses.
Ella creció junto a sus amigas, las ninfas, María Rocío, María Nadia y María Agustina, cuyos poderes consistían en encantar y dejar atontados a las personas. Su belleza era sin igual, pero no superaban la belleza de Azul.
Ella no vivó una vida común y corriente, porque todos se sorprendían por ser tan bella. Sus amigas la protegían de una diosa llamada Minerva, la esposa de Hades. Esta quería secuestrarla para robarle su don, ya que tenía el control de la telepatía, al cual lo usaba para ayudar a las personas. Le pasaban cosas muy raras, como, por ejemplo, que escuchaba algo en su cabeza que nadie podía escuchar.
Al cumplir los 16 años, sus padres adoptivos le revelaron el secreto de que era una diosa y por eso le pasaban cosas que no comprendía, también le revelaron que su verdadero nombre era Saria, la de belleza inigualable.
Saria se escapó de sus padres adoptivos para ir con sus padres biológicos. Cuando llegó al Olimpo, sus padres la reconocieron, pero aunque estaban muy contentos le pidieron que volviera a la tierra porque correría peligro. Minerva se enteró del encuentro y viajó a la tierra a esperarla. Cuando Saria regresó, la raptó y las ninfas al enterarse fueron a avisarle a sus padres biológicos. Ellos bajaron a buscarla con todos sus hermanos y se produjo una pelea de dioses por Saria. Las ninfas María Nadia y María Agustina fueron a hipnotizar a la mascota de Minerva, mientras, María Rocío y algunos de los hermanos de Saria fueron a hipnotizar al algunos del ejército de la esposa de Hades, para que actuaran en contra de ella. Los padres de la hermosa diosa ganaron la batalla, pero ella obtuvo un hechizo de Minerva para toda la vida, que fue convertirse en la primera bella mariposa que habitó en la tierra.
Ella creció junto a sus amigas, las ninfas, María Rocío, María Nadia y María Agustina, cuyos poderes consistían en encantar y dejar atontados a las personas. Su belleza era sin igual, pero no superaban la belleza de Azul.
Ella no vivó una vida común y corriente, porque todos se sorprendían por ser tan bella. Sus amigas la protegían de una diosa llamada Minerva, la esposa de Hades. Esta quería secuestrarla para robarle su don, ya que tenía el control de la telepatía, al cual lo usaba para ayudar a las personas. Le pasaban cosas muy raras, como, por ejemplo, que escuchaba algo en su cabeza que nadie podía escuchar.
Al cumplir los 16 años, sus padres adoptivos le revelaron el secreto de que era una diosa y por eso le pasaban cosas que no comprendía, también le revelaron que su verdadero nombre era Saria, la de belleza inigualable.
Saria se escapó de sus padres adoptivos para ir con sus padres biológicos. Cuando llegó al Olimpo, sus padres la reconocieron, pero aunque estaban muy contentos le pidieron que volviera a la tierra porque correría peligro. Minerva se enteró del encuentro y viajó a la tierra a esperarla. Cuando Saria regresó, la raptó y las ninfas al enterarse fueron a avisarle a sus padres biológicos. Ellos bajaron a buscarla con todos sus hermanos y se produjo una pelea de dioses por Saria. Las ninfas María Nadia y María Agustina fueron a hipnotizar a la mascota de Minerva, mientras, María Rocío y algunos de los hermanos de Saria fueron a hipnotizar al algunos del ejército de la esposa de Hades, para que actuaran en contra de ella. Los padres de la hermosa diosa ganaron la batalla, pero ella obtuvo un hechizo de Minerva para toda la vida, que fue convertirse en la primera bella mariposa que habitó en la tierra.