jueves, 30 de junio de 2011

La casa embrujada. Por Magalí Álvarez

Un día, un muchacho llamado Facundo, de 25 años, se fue a vivir solo. A la semana siguiente, sus padres compraron una casa cerca de las vías del tren. Cuando Facundo mudó sus cosas a la casa nueva, entró y empezó a recorrerla para conocerla más. Al terminar de recorrer la casa, eligió una habitación, la que tenía tres ventanas, y acomodó todas sus cosas. Cuando pasó un mes, se puso de novio con una chica llamada Carolina. 
Fueron pasando los años y decidieron casarse. Facundo ya cumplía 30 años y Carolina cumplía 28, cuando decidieron tener una hija a la que llamarían Carina y si fuese varón lo llamarían Joaquín. A los nueves mese de embarazo, Carolina tuvo mellizos, una nena y un nene. La nena se llamó Carina y el nene Joaquín, como habían decidido desde un principio.
Pasado cierto tiempo, Facundo se compró un auto para ir a pasear con su mujer y sus hijos. Cuando Carina y Joaquín cumplían cinco años se enfermaron, como se lo había dicho una bruja. Carolina no le creía nada pero la parte de que sus hijos se iban a enfermar se cumplió. Ella se puso a recordar más de lo que le había dicho la bruja. Entonces, recordó que su marido y sus hijos irían al parque a jugar y al cruzar el semáforo chocarían. Carolina corrió a detenerlos porque no quería perderlos, pero llegó tarde y se quedó en su casa esperando que volvieran. Sin embargo, ellos no venían. 
Carolina se preocupó y encendió el tele por si salí en la noticia algún choque y se encontró que el auto de su marido estaba todo chocado por otro auto y por un camión.
Ella despertó y todo había sido una pesadilla. Por las dudas, se fue a fijar si sus hijos estaban bien pero no estaban y su marido tampoco. Fue al garage para ver si estaba el auto, pero no... Carolina se había quedado viuda y sin sus hijos.