lunes, 30 de mayo de 2011

Una Señal De Esperanza

Para mí, al menos, el vuelo simboliza libertad. Cada vez que veo a un pájaro volando, me da una especie de envidia. No tienen fronteras, no hay nada que les impida ir a donde les plazca, y tener siempre las mejores vistas que uno se pueda imaginar. La idea de tocar las nubes me da escalofríos, y estar en el aire, sin paredes, sin encierro, es un gran anhelo. Volar es, también, apuntar siempre alto, aspirar a lo mejor, dar lo mejor de uno y ser feliz.

El jueves 15 tuve una discusión muy fuerte con mi hermano menor. Fue una de las peores discusiones que he tenido en mi vida. Los dos terminamos muy mal, y mi vieja llorando. Mariano se fue a lo de un amigo, y yo llamé para avisar que no iba al papi. Tenía mucha bronca encima, así que necesitaba estar solo un rato y pensar. Dejé el celular en casa, agarré las llaves, y salí a caminar.
Sin pensarlo mucho, fui a la costa. Tenía mil cosas en la cabeza, y necesitaba despejarme. Cuando llegué, fui a la escollera y me puse a charlar. Estaba enojado. Simplemente hay veces que no entiendo por qué, si damos lo mejor de nosotros, tenemos que pasar por cosas tan feas. Empecé a mirar al cielo para todos lados, buscando la Luna. Cada vez que veo la Luna, sonrío. Me fascina pensar que, así como ella es tan hermosa solo por reflejar la luz del Sol, nosotros, siendo tan solo reflejos del Amor, tambien podemos ser bellos. Sin embargo, la Luna no estaba. La noche era tan oscura que a pocos cientos de metros ya no se distinguía nada, ni el cielo ni el mar, tan solo una gran masa de sombras.
Me desesperé, y empecé a hablar cada vez con un tono mas alto, casi escupiendo las palabras que querian seguir ahogadas en mi garganta, estando irónicamente a dos metros del mar. Volví a preguntar una y otra vez ¿por qué?. Pensé que quizás las gotas que me llegaban de las olas rompiendo en la escollera querían decirme algo, pero no. El viento, bastante fuerte y frío en esa noche, a lo mejor tenía algo que decirme, pero no.
Entendía que seguramente solo era un mal día, que con algo de tiempo las cosas podían resolverse. Pero no podía sacarme la bronca así como así. Esa noche, quería una respuesta. El silencio no me dijo nada. Me enojé más todavía. Estaba muy cansado, pero no podía volver todavía a casa, me faltaba algo.
Eso era. Me faltaba ‘’algo’’ que me asegurara que las cosas iban a mejorar. Más serio que nunca intenté reclamar una señal de esperanza en voz alta. No terminé de pronunciar la última palabra cuando mis ojos vieron ‘’algo’’ entre la masa oscura. Estaba tan lejos que me costó distinguirla, pero una bandada de gaviotas, o alguna otra especia de ave blanca estaba volando entre la oscuridad. Automáticamente me largué a llorar, y después volví a casa.
El mensaje fue claro:

Solo Me Queda Volar