martes, 22 de noviembre de 2011

Tandil. Por Melissa Guardia

              El hombre llega a la ciudad de Tandil sólo si recorre la extensa ruta que se encuentra a un costado de las montañas grises y los campos verdes poblados con alguna que otra vaca, que pastan en la inmensidad del paisaje, sobrevuelan algunos pájaros y de cuando en cuando cruzan las perdices delante de los ojos.   
              Es para aquél que busca en el corazón de Tandil la paz del Calvario, si uno recorre paso tras paso la subida que parece interminable, ve en cada descanso el padecer de un Hombre Divino, siente como a uno se le estruja el corazón pensando que dio la vida por todos.