miércoles, 28 de marzo de 2012

Locos Sueños Blancos

Ver nevar en Mar del Plata. Es algo bastante complicado, ya que hay que estar en el momento y en el lugar justos. La primera vez que lo vi, tenía unos pocos meses de vida, así que otro factor a sumar es la capacidad de reconocer este fenómeno. Se podría agregar que si no se esta acompañado de forma adecuada, no se puede aprovechar. Así resulta que las posibilidades de fascinarse plenamente con una nevada resultan bastante remotas. A pesar de todo, dio la causalidad de que el sábado a la noche me encontraba en el lugar y en el momento justos, con personas para disfrutarlo. Qué loco, ¿no? Un sueño hecho realidad.

¿Es posible fabricar recuerdos? Es decir, ¿existe la posibilidad de desear algo con tanto fervor que, después de imaginar esa situación tantas veces, el sólo recuerdo de ese deseo, de esa situación imaginada, se convierta en un recuerdo real? Me cuesta creerlo, pero de alguna forma me veo recordando haber imaginado situaciones, y esa sola idea (porque a decir verdad no es más que una idea) ya es capaz de sacarme sonrisas. El nombre de esta acción, además, me resulta bello: soñar despierto. De alguna forma, dichas ideas se mezclan con recuerdos reales, para dar lugar a un concepto que se eleva por sobre la imaginación y por sobre la realidad misma, siendo una amalgama de las dos que se hace un lugar primordial en el corazón. O quizás todo este párrafo no es más que un pensamiento irracional. En ese caso, sería sensato definir la irracionalidad.

Teniendo en cuenta que comúnmente se considera al uso de la razón la principal diferencia entre el ser humano con el resto de la naturaleza, entonces algo irracional pasaría a ser algo in-humano, o bien algo instintivo, algo que surge como producto de una falta de capacidad de controlar las propias acciones frente a una determinada situación, como consecuencia de no pensar antes de actuar. Hay quienes relacionan a la irracionalidad con la locura. En general, actuar sin pensar no está bien visto.

Matemáticamente, por otro lado, una razón es un cociente, una división. Bajo este concepto, resulta que algo irracional deja de lado la división. Entonces recuerdo un incontable número de encuentros, sea con otra persona o simplemente una percepción del mundo, que genera en mí, a primera vista sin razón aparente, una sensación de alegría. En el momento no lo pienso, pero luego me doy cuenta que en muchas ocasiones, al encontrarme con alguien querido, automáticamente los dos nos hallamos sonriendo, con ese mágico brillo en los ojos y, de vez en cuando, con un acelerado palpitar. Es así que haciendo uso de mi razón, y con el riesgo de llegar a una contradicción, llego a la conclusión de que entonces, es posible que algo irracional (por no haberlo pensado) como sonreír, fuera de ser algo in-humano, responde a la naturaleza de oponerse a la división, en un momento que une, acerca, a dos o más personas, ya sea entre ellas o con el mundo.

Es cierto, racionar no es lo mismo que razonar, pero me resulta atractivo jugar con palabras que bien se pueden relacionar. Por supuesto, quizás tan sólo sea una vez más que yo simplemente piense demasiado. Como sea, es lindo creer que hay acciones que, sin necesidad de pensar tanto, nos hacen desbordar de felicidad al despertar algo tan profundamente humano como es esa unión entre personas. Reconozco que he metido la pata al actuar sin pensar dos veces, pero también debo reconocer que más de una vez me he arrepentido de quedarme en el molde por pensar de más. Con un interesante camino recorrido, apenas hoy termino de comprender que lo verdaderamente irracional o in-humano sería obligarme a fabricar recuerdos por reprimir sentimientos sinceros que un buen día pueden hacer mis sueños realidad. Porque, ¿quién dice que un poco de locura no hace bien? Después de todo, los sueños más lindos, y los que mejor se guardan, son los sueños locos. Y por si ésto fuera poco, algunos pueden caer del cielo, bien en forma de nieve, o bien con alas propias. Hacerlos parte de uno será cuestión de soñar con locura.