lunes, 26 de diciembre de 2011

Fuerza = Decisión

Es casi calculado, o esperado. Cuando uno piensa que la vida no lo puede tirar más abajo en un momento particular, ¡Pumba! Una pared te cae encima. Por supuesto que como se cae la pared, se cae el techo también. Y volvemos a las mismas preguntas de siempre, ¿qué necesidad? Es decir, ¿no la estoy pasando bastante mal ya como para que aparezca otra cosa más? ¿Por qué me pasa esto a mí?

Pues quizás son cosas que le tienen que pasar a uno para que no le pasen a alguien más. Mirándolo así, aunque no termine de encontrarse el sentido, casi se puede aceptar con gusto. ''Si estoy quitándole un peso a alguien, entonces que así sea.'' Pero casi. Lo cierto es que de alguna forma, los golpes de la vida son pruebas, y a nadie realmente le gustan las pruebas. A lo mejor de a ratos escuchamos que alguien dice: ''Quiero que llegue ese examen ya'', pero no es el examen lo que quieren, sino haberlo pasado, claro está.

El primer gran paso difícil que tenemos que dar, creo yo, es el darnos cuenta que no podemos solos. Nos encanta pensar que podemos, pero lo cierto es que no siempre es así. Para que sea más fácil de comprender, podríamos plantearnos el hecho de que así como quizás estas pruebas por las que estamos pasando nosotros, sirvan algún día para quitarle un peso de encima a alguien, entonces a lo mejor hay alguien que pasó por pruebas para ayudarnos a nosotros el día de hoy. SIEMPRE hay alguien que te puede dibujar una sonrisa.

El segundo paso es tratar de estar en paz con uno mismo. Cuando pasa algo inmediatamente tratamos de averiguar qué es lo que hicimos mal para llegar a ésto. En ocasiones existe la posibilidad de que no hayamos hecho nada malo, y que simplemente las cosas pasen porque tienen que ser así. Fundamentalmente, como me han enseñado, hay que olvidarse del ''por qué'' para darle su lugar primordial al ''para qué''. Es decir, no buscar el sentido del hecho en las causas, sino en las consecuencias.

Muchas veces para estar en paz con uno mismo hay que buscar reconciliar relaciones con algunas personas, que pueden o no estar involucradas en alguno de los hechos particulares que derrumbaron nuestro mundo. A veces el orgullo hace que la tarea sea muy difícil, sobre todo por el hecho de que esas personas probablemente desconocen el resto de las cosas que nos están haciendo pasar un mal momento. Por lo tanto, tampoco les importa. Pero no hay que enojarse con ellas, sino tratar de ponerse en su lugar y comprender. No siempre podemos ponernos en su lugar, especialmente sabiendo que quizás ellos también podrían intentarlo con nosotros para empezar, y la mayoría de las veces ni nos acercamos a la parte de comprender. La intención es lo que vale. Aunque la relación no se recupere, el haber puesto lo mejor de uno para que todo esté bien, deja la conciencia tranquila. El resto queda en la otra persona, porque a nosotros sólo nos queda la voluntad de mantener la esperanza en el Amor.

El tercer paso (si bien es muy probable que haya más y con mis jóvenes 20 años aún no pueda reconocerlos) y el más importante de todos, es darnos cuenta que la frase ''querer es poder'' es falsa. O mejor dicho, siempre se interpreta mal. Lo que digo es que el ''querer'' es en realidad ''amar'', y el ''poder'' no es otra cosa que ''sonreír''. Sonreír porque cada golpe que nos da la vida es, en cierta forma, maravilloso, ya que no lo esperábamos. Sonreír porque estamos acompañados en este momento de mierda. Sonreír porque estamos dando lo mejor de nosotros. Sonreír no hoy, sino el día que hayamos pasado la prueba con un ''Muy Bien 10!'', aunque sea tan sólo una super-nota conceptual por el esfuerzo y los huevos que pusimos. Sonreír al levantarnos a la mañana y decirnos a nosotros mismos: ''Hoy no me dejo vencer''.

Porque tener voluntad es cuestión de tener amigos, porque ''Amar es Sonreír'' suena más lindo, y porque el Sol y las nubes todavía me hablan, es que hoy puedo abrir los ojos y decirme a mi mismo que tengo fuerzas para salir adelante. Hoy sé que tener fuerza es una decisión.