lunes, 1 de agosto de 2011

Vientos de Cambio

Una que otra vez, cuando me acuerdo de prestarle atención a las cosas sencillas de la vida, me gusta sentir la brisa del viento mientras camino. Me fascina la idea de que en verdad, esa brisa no es otra cosa que un susurro, que me habla directo al corazón.


Hace más de un mes que no escribo nada. Intenté un par de veces, pero simplemente no me salía como quería. No dejo de preguntarme por qué, por qué siento como un vacío. Al principio pensé que era solamente falta de inspiración, o distracción. Llenarse de actividades y cosas suele distraer, pero creo que hay algo más. Siento que estoy cambiando, de alguna forma.

Uno de los días que empecé a reflexionar me di cuenta que últimamente estoy teniendo muchísimos ''deja vú'' y me llamó la atención, junto con una sensación de que se me estaba viniendo algo encima, algo que no sabía ni sé todavía qué es, pero que iba a marcar un antes y un después. Supongo que estoy pasando por una transformación, una renovación. Pero es muy curioso porque realmente no puedo decidir si es causada por mi propia voluntad o por un capricho de mi inconsciente.

Todo pasa por una razón, no hay dudas sobre eso. Ahora bien, ¿tenemos la necesidad, acaso, de comprender esta razón? Estoy llegando a la conclusión de que no siempre es así, que a pesar de tener la esperanza de que todo se aclare algún día, existe una casi certeza de que no todo tiene una explicación lógica, o por lo menos a la vista de nuestra clase de lógica. Entonces, ¿por qué me enrosco tanto?

Pues, como todo ser humano, tengo innata la naturaleza de cuestionarme a mí y a todo lo que me rodea constantemente. Sin esa curiosidad probablemente no tendría la posibilidad de escribir en una computadora porque no existirían. Sin embargo, tengo una extraña idea que me dice que no es necesario cuestionarse siempre todo, que muchas personas terminan siendo felices al llevar una vida mas bien sencilla, aunque algo ignorante. Son muchas las veces que ésto voló en mi cabeza, y lo cierto es que, si bien me genera curiosidad experimentar por un tiempo el dejar de pensar tanto, no puedo evitar querer, desear, saber más.

Todos los años, de alguna forma, por cada cosa a la que le doy fin satisfactoriamente, surgen dos más. ¿Qué necesidad? ¿Qué necesidad tengo de enloquecerme, de angustiarme por esa horrible sensación de que no voy a llegar con tal o cual responsabilidad? Al parecer, me gusta hacerme sufrir por un determinado tiempo, con tal de jactarme más tarde de lo que logro, si es que logro algo realmente.

Y he aquí mi dilema. Yo creo tener la necesidad de vivir al servicio de los demás, pero cada vez dudo más si lo que hago realmente es por amor al prójimo o por amor a mi mismo, para sentirme satisfecho con lo que hago o dejo de hacer, por intentar ser el ejemplo a seguir de alguien, cuando lo cierto es que al fin y al cabo no puedo poner en práctica mis propios consejos.

Una de las cosas que más dolor me causa es el hecho de que soy soberbio. Perdí ya la cuenta de cuántas veces he tratado de esconderlo, intentando ser humilde, fracasando una y otra vez. ¿Quién soy, sino acaso una persona más? Supongo que ese es el problema. No quiero ser uno más del montón, arde en mi corazón el deseo de marcar una diferencia, de cambiar el mundo...

Ordenando un poco las ideas, una más confusa que otra, me doy cuenta ahora de que el vacío que siento es causado justamente por intentar llenarlo con tanto esfuerzo, queriendo estar pendiente de todo, como si fuese capaz de lograr todo por mi cuenta. Quizás este viento de cambio me quiere indicar que no tengo que, ni puedo, salir adelante solo. Supongo que, a fin de cuentas, de vez en cuando solo debo dejarme caer, con la confianza de que alguien, que quizás se abruma con estos mismos pensamientos, está dispuesto a volar conmigo y sacarme adelante, aclarándome alguna que otra cosa, e intentando cambiar el mundo conmigo.

¿Cuento con vos?