Es tu abrazo el que me guía. Ese abrazo sincero. Ese abrazo inevitable. Ese abrazo gigantesco en el que entregás tu vida por Amor.
No buscás otra cosa que mi felicidad, y eso es lo que más me duele cada vez que meto la pata y/o me alejo. Realmente no entiendo qué ves en mi. Quisiera encontrar la forma para que ya no sufras por mi culpa.
Cada día pienso en vos y me pongo en tus manos. Confío en que querés lo mejor para mí, y sé que sos capaz de conocer lo profundo de mi alma tan sólo a través de una mirada.
No encuentro las palabras para agradecer tu forma de ser, tu ternura, y la manera en la que entrás en mi vida para robarme sonrisas. Sos la fuente de mi felicidad.
A veces me cuesta confesarlo, pero quiero vivir con vos a mi lado, hoy y siempre. Mi vida es tuya...