lunes, 5 de septiembre de 2011

Veinte

Me acuerdo que hace varios años, cuando todavía éramos chicos y era raro saludar a otros varones con un beso, uno de mis mejores amigos en ese momento me comentó que él no tenía problemas en hacerlo, porque así demostraba su cariño, y saludaba a esa persona en caso de que pudiera pasar algo que evitara volver a verla. En su momento me sacudió mucho la idea de no volver a ver a un amigo. Sería que en el fondo sabía que tenía razón. Curioso es en verdad que hace mucho no escucho nada de él.

Hola, ¿qué tal? ¿Cómo andas? ¿Todo bien? ¿Qué contas?
Dale, dale, hablamos. Nos vemos. Chau. Adiós. Hasta luego.
Hasta luego. Siempre me llama la atención cómo usamos este saludo siendo que incluso ciertas veces estamos casi seguros de no volver a ver por mucho tiempo a la persona que saludamos, si es que alguna vez volvemos a verla.

Yo, personalmente, suelo saludar con un hasta luego. Muchas veces no me doy cuenta del profundo significado que tiene la frase. Quizás inconscientemente tengo el deseo de volver a ver a la persona que saludo, o de volver a tener la dicha de disfrutar un momento como el que termina con esas palabras.

Al que quiera intentar entenderme un poquito más, le recomiendo mucho escuchar la ''Canción del Adiós Scout'', una de mis favoritas. Me trae muchos recuerdos. Muchas caras que ya no veo.

Llegó el día del Amigo. Me hace pensar en cada una de esas personas que fueron y/o son muy importantes para mi y de las que hace tiempo no se nada. Así y todo, sigue siendo uno de mis días preferidos en el año. Es un día que mando al carajo todas las responsabilidades que tengo porque realmente sólo me importa poder pasar un rato con los que más quiero, yendo de acá para allá por toda la ciudad a lo largo del día, con tal de dar o recibir un abrazo que vale totalmente la pena.

Hoy no tengo ninguna historia linda, ni mensaje reflexivo para ponerlos a pensar, si es que alguna vez logré eso. Lo cierto es que, cuando puse en marcha este proyecto de escribir algo cada tanto, una de las razones era llevar una especie de diario de mi vida. Así es que siempre pensé en escribir alguna que otra confesión, y eso es lo que hoy leen, si tienen ganas. Por eso, sin más vueltas de las que ya di, termino con la idea que reina ahora mismo en mi cabeza, idea simple, pero que sale del corazón.

Hace algún tiempo me jactaba de tener muchos amigos y amigas. Hoy simplemente disfruto del hecho de saber que los que tengo, son de los buenos.

Sepan disculparme si alguna vez perdemos el contacto. Más allá de mi cuelgue, tengo la confianza de poder saludarlos con un sincero ''hasta luego''. Siempre acompañado de un abrazo fuerte ;)