Amigo Axolotl, seguramente notarás que he dejado de visitarte al acuario -y lo lamento-; déjame explicartelo:
Desde la última vez, mi esposa empezó a mostrarme su enojo con las visitas
que yo te realizaba, así que un día decidió enfrentarme y expresar lo
que sentía con esto. Traté de defenderme, pero ella insistía,
argumentando, muy exageradamente, que tú te estabas involucrando en
nuestra vida. Yo traté de señalarle que se equivocaba, por lo que la
discusión se prolongó durante una hora. Al final decidí rendirme y
reconocer que tenía razón.
Fue
entonces que tomé esta resolución de concluir mis visitas, en parte
debido a la presión de mi mujer, al acuario. Temo que esta carta marca la
despedida, así que no hay más alternativa, no hay más motivo para seguir
prolongando este adiós. Confío en que algún día nos volveremos a ver.
Adiós, hasta siempre amigo Axolotl. Se despide... tu gran amigo.